La investidura de poder, fama y autoridad, aun cuando
sea espiritual, incluso de apariencia modesta, no pueden alterar las normas de
la sana convivencia social, reflejando todo lo contrario a lo que se espera, quien
tal hace, es un ser humano iluso, carente de serenidad espiritual, falto de
conocimiento divino, no así, quien de manera correcta actúa, reflejando con sus
acciones lo importante de la fe, lo cierto de la solidaridad, lo hermoso de ser
humano. Las acciones correctas y los buenos sentimientos, completan el objeto
de la existencia en el mundo de los vivos, de los que saben que han de morir, pero
momentáneamente residen en un mundo ajeno, porque a Dios le corresponde, y lo
presta hasta que llegue el día de determinar, si se le ha dado buen uso, para trasladarlos
al mundo espiritual, donde una parte es mala y otra parte es buena. Unos del
lado del bien, otros del lado del mal y culmina la realidad de la existencia
material humana. Noviembre 4, año 2013, Santiago, Osiris.
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