Enardecido se encuentra el ser de cualquier persona en
lo interno, vacío de afecto, sincero y gratuito, produciendo nostalgia en el corazón
y la mente, y provocando lagrimas amargas, por cierto felices, porque son
propia, profunda porque salen del corazón, larga, porque están rodeada de soledad,
oscura, porque no se sabe en realidad que la produce, eterna, porque quien
puede detenerla está muy lejos, o a la vez un poco cerca, porque vive en el corazón
y sentimiento humano y ajeno. Llanto y nostalgia, a veces son veneno mortal,
introducido en las venas de quienes en tal situación se encuentran, pero de
repente todo se ilumina de nuevo, se llena de luces, de esperanza que acompañan
a la nostalgia y el llanto se torna triste y a la vez consolante. Luego regresa
a tu propia realidad; y allí sus propias lagrimas los bañan y la nostalgia
sirve como nueva experiencia, tan dulce como el llanto, tan amarga como las
lagrimas propias, tan triste como la realidad de la vida, tan aragüeña como la
vida normal y tranquila. Noviembre 4, año 2013, Puerto Plata, Osiris.
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